Mi Jornada
Probablemente sabes algo de mí. Lo que sí estoy seguro que no sabes es lo que Cristo ha hecho en mí, en estos últimos años. Aquí te comparto un poco sobre mi jornada.
Mi nuevo nacimiento lo puedo trazar al mes de septiembre del año 1985. Aquel bendito día hubo un intercambio; mi muerte por Su vida. Por supuesto que ahora lo entiendo un poco mejor pero en aquel entonces era suficiente con saber que algo había sucedido en mí.
Aquel día marcó el inicio de una nueva jornada. Una jornada de descubrimientos, victorias y fracasos. Como muchos, pensé que la vida cristiana se trataba de hacer cosas, salvar almas, ayudar al pobre, aprender teología, estudiar doctrinas, leer la Biblia, entender la escatología, orar mucho, congregarme, adoración y alabanza, guerra espiritual, imitar a Jesús, y hacer buenas obras. Todo esto de alguna forma pensaba yo, era hacer la voluntad de Dios.
En sí mismo esto no tiene nada de malo, el peligro está cuando asumimos que de eso es que se trata la vida en Cristo; hacer cosas.
Me prepare teológicamente con un master en Teología, fundamos una congregación que tuvo un alcance internacional con miles de personas que se congregaban, tuve un fracaso moral, he escrito 6 libros entre ellos ganadores de importantes premios, hicimos eventos masivos, producimos radio y televisión, construimos edificios, nos envolvimos en todo tipo de alcance social, desde darle comida a los pobres hasta defender la causa del indocumentado en los Estados Unidos, cosas que agradezco al Señor que me permitió hacer.
Pero nada de eso lo comparo con lo que por gracia el Señor me ha mostrado en relación a lo que Pablo llama “el eterno propósito”. (Efesios 3:11)
Ser un creyente y ministro del evangelio, para mí ha tomado un nuevo sentido. Ese sentido no está centrado en la última moda del mundo evangélico con sus énfasis o en mis propias necesidades o en las de otros. Hoy, todo tiene que ver con El, y Su propósito eterno.
Muchas cosas han perdido el brillo que antes tenían para mí. He muerto para la religión pero estoy vivo en Dios. He comenzado a mirar las cosas que no se ven porque las que se ven son temporales pero las que no se ven son eternas. Probablemente piensas que estoy hablando del cielo, pero en realidad no.
Esta nueva perspectiva sólo puede ser apreciada desde una nueva altura, un lugar privilegiado que está separado para todos los hijos, hoy miramos desde nuestra posición en Cristo. Desde ahí, todo se ve diferente – familia, ministerio, amigos, negocio, en fin todo. Los intangibles son más reales que las cosas palpables, en donde lo que ve el ojo natural es muy limitado.
¿Entiendo todo lo que esto representa y significa? Absolutamente no. Muy lejos de tal realidad. Pero, una puerta se ha abierto delante de mí que me ha puesto en una nueva jornada que estoy caminando hasta este día.
Antes de llegar hasta donde estoy he predicado miles de mensajes y leído miles de libros y comentarios. Sin embargo, me di cuenta que estaba ignorante al tema central, a la verdadera historia, a lo que verdaderamente le da sentido a todo lo que Dios ha hecho.
Como resultado le he dado un “BORAR” al activismo religioso, y le he dado un CTRL- ALT-DEL para reiniciar mi computadora espiritual.
Todo esto me ha impartido un nuevo sentido de propósito, que no tiene nada que ver con el individualismo o el esfuerzo personal de ser un “buen cristiano” o hacer cosas buenas para “ir al cielo.”
Poco a poco he ido descubriendo la trascendencia del eterno propósito. Una revelación de ese propósito tiene el poder para librarnos de las trivialidades, cosas que no imparten vida, aquello que nos divide y fractura al cuerpo de Cristo.
El poder de este propósito nos librará del evangelio centrado en el “yo” que es tan común en el mundo cristiano.
Descubrir este propósito no es para algunos privilegiados espirituales sino para toda la familia de Dios. No está oculto para los santos hoy, sino que lo vemos desde Génesis hasta Apocalipsis, entrelazado en todas las historias y enseñanzas, como un perfecto drama que se está actuando.
He descubierto que cuando contemplo el eterno propósito descubro mi razón de existencia. Cuando me concentro en la pasión de Dios descubro la mía. Su eterno propósito es como un fuego que arde en mí.
Pero aquí está la tragedia. Muy poco se habla del eterno propósito de Dios. Aun en medio de la era de la información, con acceso a los mejores y más conocidos predicadores de nuestro tiempo, muy poco se habla de este tema, incluyendo los miles de libros que se escriben cada año.
Por eso he iniciado esta comunidad virtual. Que tú seas parte de esta familia cibernética lo considero un privilegio. Aquí nuestro enfoque no será otro sino el de sumergirnos en temas que en realidad la mayoría de la iglesia apenas conoce.
Pero, que son el fundamento de la vida en Cristo. En este portal me propongo enfatizar 4 cosas fundamentales:
- El propósito eterno define la misión de Dios. El propósito no está centrado en las necesidades de los seres humanos, sino en la pasión de Dios. La pasión de Dios no es resolver nuestro problema sino establecer su propósito para que nuestros problemas encuentren solución.
- El propósito no enfatiza en la responsabilidad del discípulo, sino que enfatiza en la misión de Dios que está enfocada en su iglesia, la comunidad de los creyentes. En otras palabras la misión de Dios no es individual sino corporativa.
- Colaborar con la misión de Dios no es cumplir con obligaciones religiosas, culpa, condenación, o ambición. Tampoco está enfocado en la voluntad y deseo humano de agradar a Dios.
Demasiado de frecuente el mensaje que reciben los cristianos es, “no estás haciendo lo suficiente para Dios”, “Dios no está satisfecho contigo”, “te falta algo que tienes que hacer”, hay mucho trabajo que hacer y te tienes que esforzar más”.
- El propósito se concentra en una iglesia orgánica no institucionalizada.
Como ves tenemos mucho camino para correr. Es mi oración que el Señor utilice lo que aprendas en esta comunidad para como me sucedió a mí, los ojos de tu entendimiento sean iluminados y puedas llegar a comprender la herencia de los santos en Cristo.
Bienvenido al viaje y gracias por permitirme caminar contigo la jornada.